Una mujer Debbie Stevens, madre de dos hijos y divorciada, supo que su jefa Jackie Brucia, padecía una grave enfermedad que requería el trasplante de un riñón. Pese a que la jefa ya tenía donador para el trasplante, Debbie le aseguró que si lo necesitaba, ella le donaría ese riñón.
Pasaron meses y a jefa llamó a Debbie, preguntandole si su oferta estaba aun en pie ya que su donante anterior se habia arrepentido. Debbie acepto pero su riñón no era válido para su jefa, por lo que fue intercambiado por un órgano de otro donante.
Luego que la empleada recibiera el alta medica comenzó a sentir
molestias postoperatorias, por lo necesitó quedarse en casa por unos días, en lo que recibio una llamada de su jefa (aun hospitalizada) quien le preguntó por que no estaba en el trabajo, diciendole: "¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no estás en el trabajo? No se puede entrar y salir cuando plazca. y luego comenzo a reprocharle supuestos errores laborales, segun relata la empleada.
La empleada fue trasladada a 50 kilómetros de su casa y en
un barrio conflictivo.
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